Rodrigo Ocampo se refirió al Chaco como la provincia del corazón

A 71 años de la provincialización del territorio reconocido como Provincia del Chaco en la República Argentina, sentimos transitar un diálogo anónimo entre el proceso fundacional y los desafíos del futuro.

Podemos reconocer una profunda relación geográfica, política e institucional, a partir de una gesta que puso a Felipe Gallardo como el primer gobernador constitucional, hombre proveniente de El Zapallar, líder obrero con ascendencia en la conducción del General Juan Domingo Perón. Y retomo esa relación mencionada, porque la distribución geográfica del Chaco antepuso una idea de ordenamiento que sentó las condiciones para el desarrollo, esencialmente en la zona centro y sudoeste, donde las extensas producciones agrícolas, forestales y ganaderas, sentaron un identitario rural con semejanzas a los distritos aledaños de Santa Fe y Corrientes, pero también Santiago del Estero y parte de Salta.

El proceso primario sostenido en la producción de alimentos, además de materias primas que derivaban en bienes de consumos masivos fueron la antesala de la una etapa preindustrial e industrial, con el corazón puesto en el Puerto de Barranqueras y una Gran Resistencia, entre otras zonas, con alta concentración obrera rudimentaria. Las Palmas se eleva como faro industrial y comienzan a afianzarse las bases del sueño progresista de la época.

Esta primera idea de provincia caminó sus primeros pasos con las zancadillas de la economía nacional y las interrupciones constantes, ergo dictaduras que frenaron la capacidad de instauración de un modelo económico sostenible para el Chaco, que apenas consolidó las bases de la educación, la salud y la seguridad, para luego lidiar con las intervenciones militares que sufrieron todos los distritos provinciales de la República.

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