Rumbo a 2023. El juego de intereses detrás del plan de fórmulas “cruzadas” de Juntos por el Cambio

Larreta, Bullrich, Lousteau y Cornejo promueven la idea de competir con listas mixtas para evitar fisuras y potenciar a la coalición opositora; de la cautela de Macri y Morales al rechazo de Manes

Con un gobierno debilitado por la lucha entre facciones, una economía resquebrajada por la espiral inflacionaria y una sociedad crispada con la clase política, Juntos por el Cambio enfrenta el desafío de capitalizar la crisis del peronismo, definir las reglas de competencia y formular una propuesta que le permita recuperar el poder nacional en 2023.

Sorteado el test electoral de 2021, debaten cuál es la mejor estrategia para volver a la Casa Rosada y evitar la amenaza de la dispersión. Desde Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich hasta Martín Lousteau y Alfredo Cornejo promueven la idea de implementar fórmulas “cruzadas” para evitar que la disputa electoral entre Pro y la UCR en las PASO erosione la imagen del espacio ante la opinión pública y dinamite su capacidad electoral. Es decir, que las listas mixtas se conviertan en una prenda de unidad.

Los promotores de la idea argumentan que “mezclar” candidatos sería la mejor manera de garantizar que JxC será una coalición de gobierno si logra retornar al poder. Además, apelan a la evidencia empírica: el antecedente de las últimas legislativas. En las PASO de 2021, la coalición opositora logró sortear internas en 17 provincias. En la mayoría de esos distritos, macristas, radicales, “lilitos” o peronistas aliados fueron intercalados en las boletas.

Las fichas de Lousteau y Morales
Lousteau está convencido de que JxC debe apuntalar a los candidatos más competitivos en todas las categorías. Por eso, entiende que la mejor manera de potenciar al espacio y “evitar los errores del pasado” es implementar las “fórmulas cruzadas”: “Creo que debería haber un presidente radical con un vice del Pro, contra un presidente del Pro con un vice radical”, propuso días atrás. Ya lanzados en la disputa por la Ciudad, el bastión del macrismo desde 2007, los armadores de Evolución Radical esperan un gesto de Larreta: que se incline por Lousteau como su sucesor en una señal de apertura hacia otros sectores. Pero el alcalde aún no definió si bendecirá o no a un postulante. Los “halcones” de Pro lo presionan para que no se tiente. “Falta mucho, pero a Martín le prometimos una PASO transparente y la va a tener”, replican en la cúspide de la Ciudad.

Gerardo Morales no descarta la idea de “fórmulas mixtas”, pero es cauto a la hora por su rol como jefe de la UCR y la estrategia electoral que fijó el partido: llegar a 2023 con un candidato a presidente “competitivo”. Desde que está frente del radicalismo, machaca con que sus objetivos son lograr que exista una relación simétrica con sus socios del macrismo y alejar a JxC de los extremos.

Si bien optó confrontar con Macri por sus coqueteos con el liberal Javier Milei, una estrategia de posicionamiento ante la nueva centralidad del exmandatario, el gobernador de Jujuy evita caer en la grieta interna de Pro: conserva estrechos lazos con Horacio Rodríguez Larreta y Bullrich.

Entre sus detractores en el radicalismo sospechan que declinará sus deseos de competir por la presidencia y optará por postularse a senador para ser presidente provisional de la Cámara alta. En el entorno del jujeño no desestiman esa posibilidad pero repiten que hasta abril, dicen, no habrá definiciones electorales.

Por lo pronto, Morales comenzó a exhibir la semana pasada los ejes de su proyecto presidencial. Desde Canadá, dijo que el país necesita salir de la “lógica cortoplacista” y poner en marcha un “masterplan” de inversiones en materia energética.

Cerca del jujeño creen que el debate sobre las fórmulas mixtas es fogoneado por el Pro, con el fin de “debilitar” a la UCR, y por “algunos radicales” que pretenden “negociar lugares sin quedar en offside” con sus correligionarios. “Es una discusión táctica, no estratégica. No hay que atarse las manos ahora”, dicen entre los colaboradores de Morales. Les preocupa, sobre todo, que la UCR no tenga un candidato a gobernador en Buenos Aires. “Ahí seguimos con los pies en el barro”, grafican. ¿Por eso se ilusionan con convencer al médico Facundo Manes de que compita en el distrito más poblado?

Manes versus Pro
Sin embargo, Manes prefiere probarse ahora en una elección nacional e, incluso, enfrentar a Pro en las PASO. Incluso, dicen quienes lo conocen, anhela que en esa contienda esté Macri. Es que Manes quiere que haya “identidades claras” y que la UCR deje de ser “furgón de cola” para liderar a JxC. También pretende ampliar la base electoral de la fuerza e incorporar a sectores del peronismo y progresismo. Por esa razón, pese a los sondeos subterráneos de los laderos de Bullrich para seducirlo con un acuerdo, en su fórmula se imagina al gobernador de Córdoba, Juan Schiarretti, o la senadora radical Carolina Losada.

A Macri, en tanto, le preocupa más la pulseada entre Larreta y Bullrich, y la discusión sobre el modelo de país que ofrecerá al electorado JxC en 2023 que el mecanismo para definir las candidaturas o la integración con el radicalismo. A diferencia de Larreta y sus aliados, al expresidente no le inquieta la eventual diversificación de la oferta de Pro en las PASO. Considera que Larreta y Bullrich son hasta ahora los presidenciables más competitivos y sacarían más votos que Manes o Morales en una interna. Es decir, no teme que la UCR capitalice la partición de Pro. “Para Mauricio, la fragmentación es mala, pero la competencia es buena”, dice un macrista paladar negro.

A la espera de que Macri defina si juega o no, Bullrich ya avisó que el duelo con Larreta debe ser “sin padrinos”. Entiende que si el expresidente se inclina por uno ú otro, dividiría a Pro. Recelos internos.

Bullrich seduce a Cornejo
Con miras a la batalla con Larreta, la extitular de Pro acelera la construcción de su proyecto presidencial: no solo armó un acto para exhibir a sus equipos con la presencia de Macri, sino que volvió a recorrer el interior del país para reclutar aliados. Molesta con la incorporación de Omar De Marchi a la mesa nacional de Larreta, Bullrich viajó a Mendoza la semana pasada para explorar un acuerdo con Cornejo, a quien los radicales le achacan su cercanía a Macri y “los halcones”.

Pese a su buena sintonía con Bullrich, el extitular del radicalismo se mueve con sigilo. Consciente del hartazgo social con la dirigencia política, les pide a sus socios en JxC que posterguen el debate por las candidaturas y se enfoquen en el armado del plan de gobierno. Se anota en el lote de presidenciables, pero no descarta integrar una fórmula. Cerca de Bullrich lo imaginan como un eventual ministro.

Larreta, el pacificador
Larreta volvió entusiasmado de Uruguay, donde se reunió con el presidente Luis Lacalle Pou, quien le detalló su experiencia al frente de una coalición heterogénea. El mandatario uruguayo le recomendó ser “firme con las ideas y suave con las personas”. “Me siento reflejado en esa visión”, le escucharon decir apenas regresó desde Montevideo.

Si bien estrenó búnker en Belgrano, incrementó su presencia en los medios e intensificó sus recorridas por el conurbano, Larreta cree que sus contrincantes internos se equivocan al anticipar definiciones electorales y especular con fórmulas cuando falta un año para el cierre de listas. “Es un disparate. No me voy a subir a ninguna aceleración electoral”, les dijo a sus laderos.

Sin embargo, los armadores del alcalde apuestan a las fórmulas “cruzadas” e anhelan tener un gobernador radical como partenaire. “Nos resolvería ese tema”, sintetizan. Es más, ya hay conversaciones con los popes de la UCR. ¿Morales o Gustavo Valdés (Corrientes)? “Lo ideal es que propongan ellos”, afirman en la mesa nacional de Larreta. A Schiaretti ú otros mandatarios peronistas moderados, dicen, los imagina en un eventual Gabinete. En el caso del “gringo”, especulan con que tomará una decisión después de los comicios en Córdoba, donde apalanca a Martín Llaryora como su sucesor. Larreta, en cambio, apoyará a Luis Juez o Rodrigo de Loredo.

Minimiza las diferencias y niega que haya internas en JxC, aunque le dedica cada vez más tiempo a aplacar las fricciones entre Diego Santilli y Cristian Ritondo en Buenos Aires -su foco de preocupación- y articular con la UCR para impedir una ruptura que descuajaringaría su rompecabezas presidencial. Mientras tanto, aguarda, ansioso, la decisión de Macri, a quien los larretistas notan cada vez más activo.

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